(Publicado en futbolparaentrenadores.com en 2014)
En una ocasión anterior escribía sobre la Toma de Decisiones en el fútbol formativo, en el artículo diferenciaba al que juega al fútbol y el que entiende el juego. Perfectamente se les podría denominar como Jugador de fútbol y Futbolista, en uno u otro caso.
En esta ocasión quiero referirme al aspecto más personal que futbolístico. Jugador de fútbol es cualquier persona que practique este deporte. Futbolista las personas que se dedican al fútbol con profesionalidad, personas que aman su profesión. La primera vez que leí estas dos acepciones, fue en una entrevista a Valerón hace unos tres o cuatro años. Decía: “hay jugadores de fútbol y futbolistas. Yo soy futbolista porque amo mi profesión”.
Es muy difícil llegar
En el caso de España de cada 650 personas que juegan al fútbol, sólo 1 llega a ser profesional (1° o 2°). En Perú, país en el que actualmente resido, llega 1 de cada 700 (1° y 2°). A nivel mundial hay 265.000.000 personas que practican fútbol. Se sitúa la media en 1 de cada 1.000 que llegan a profesional (desde Cristiano Ronaldo y Messi hasta un jugador de la liga de Ruanda), en 1 de cada 10.000 los que llegan al máximo nivel (a alguna de las 50 ligas nacionales más importantes), 1 de cada 50.000 llega a una de las 10 grandes ligas nacionales.
Realmente llegar a ser jugador profesional es más difícil de lo que muchos piensan. En una charla denominada “El fútbol infantil y el papel de los padres”, que he ofrecido en varias ocasiones en la Escuela de Directores Técnicos de la Federación Peruana de Fútbol, siempre digo que estadísticamente hay más posibilidades en que sus hijos ganen dinero siendo abogados que futbolistas. Ofrezco los datos comentados anteriormente, para hacerles ver la importancia de que no dejen de lado los estudios. Los padres, en Sudamérica aún más que en Europa, ven a sus hijos menores que destacan en las primeras edades como posibles futbolistas profesionales, cuando el camino es largo y duro. Quizás deberían entender las diferencias entre jugador de fútbol con futbolista, y entender que con 12-16 años un jugador puede destacar, pero luego con 17-20 años en la mayoría de las ocasiones llega el que con 12-16 no despuntaba tanto, pero se dedicó a trabajar en silencio. Humildad, trabajo, dedicación, capacidad y suerte son las claves.
Jugar al fútbol y ser futbolista son cosas bien distintas. Jugar al fútbol lo hacen ambos, el jugador de fútbol y el futbolista. Al primero no le gustan los entrenamientos, ni cuidarse. Da igual la edad, se detecta desde temprano. El futbolista se cuida, descansa, hace todo lo posible por mejorar, le gusta entrenar porque sabe que es necesario para su mejoría, etc.
Son muchos los casos de jugadores que en edades tempranas destacan pero son más proyectos de jugadores de fútbol que de futbolistas. Otros que destacan menos son los que suelen llegar. Siempre pongo el ejemplo de Gatusso, un jugador que seguramente por sus características, no era ni de lejos el mejor de su equipo en categorías menores. Seguramente jugadores mejores, que destacaban más que él, se quedaron en el camino. Iniesta un día decía que había jugadores mejores que él en categorías inferiores en el Barcelona, pero no llegaron. Cuando uno destaca y piensa que llegar es cuestión de tiempo, o piensan que con su calidad llegarán, tiende a relajarse, no se preparan, no se cuidan y terminan por quedarse en el camino. Sin embargo otro jugador que a priori parecía que tenía menos cualidades termina llegando. Esto ocurre en todas partes, por eso siempre digo, uno puede ser entrenador de fútbol, pero en ciertas edades primero hay que ser formador.
El formador (hasta jugadores de 17 años) tiene que enseñar-guiar, evaluar quien será jugador de fútbol y quien será futbolista. En el caso de detectar jugadores de fútbol, chicos que no quieren entrenar, no se cuidan, etc… intentar hacerles entender que ese no es el camino y cuál es el correcto. En muchos casos por mucho que el formador lo intente será inútil, pero no debe tirar la toalla.
El que actúa sólo como entrenador en estas edades, tiende a cometer un grave error. Se dedica a preparar sólo a los que destacan e ignora a los que no destacan tanto. A corto plazo se obtienen resultados deportivos, pero a largo plazo no salen futbolistas. El que actúa como formador, prepara a todos por igual y detecta quien va encaminado a ser jugador de fútbol y quien futbolista.
Algunos jugadores de fútbol llegan a ser profesionales
Pero hay algunos jugadores de fútbol que llegan a ser profesionales, no todos se quedan por el camino. En el Perú es muy claro el caso de Raimond Manco, un jugador de fútbol que de haber sido futbolista estaría triunfando en alguno de los clubes más importantes de Europa. No en vano en 2007 fue elegido mejor jugador en el Sudamericano sub 17, en el que también participaba James Rodriguez. Actualmente James Rodriguez todos sabemos dónde está, y Manco se encuentra en el UTC de la Primera división peruana, después de haber salido por la puerta trasera de Holanda, Arabia Saudí y México.
La calidad de Manco es indiscutible pero no entendió que la carrera de un futbolista es muy corta, que hay que prepararse cada día, cuidarse, mejorar y dar el cien por cien. En el fútbol profesional el partido no dura 90 minutos, dura 10-15 años. Cuando uno se retira (con 35-40 años) se sigue siendo joven, y hay tiempo para todo.
Formar Personas
En menores el resultado debe ser a largo plazo, el fin es formar personas, inculcarles valores. Si alguno llega a ser profesional será una “medalla” enorme para el entrenador-formador, pero hay que tener en cuenta que estadísticamente de cada 1.000 jugadores que se entrenan sólo 1 podrá llegar a profesional, si eso ocurre habrá 999 que se habrán quedado en el camino. Por ello en menores debe primar formar personas por encima de lo demás, y el fútbol es una herramienta poderosa para ello, más aún si tenemos en cuenta la cantidad de personas que lo practican y la influencia que se puede tener sobre los mismos.